domingo, 8 de junio de 2014

La Gran Ramera

Pasarán mil años y seguiremos sin aprender.

El ídolo de oro se plantará en nuestro pueblo y lo adoraremos. Reluciente joya que bajará nuestros pantalones para hacernos sus súbditos.

Que crezca. Que crezca alta e imperiosa. Que con la dignidad que nos quedaba pagaremos los templos de los nuevos faraones.

La promesa del nuevo futuro. Una nueva Babel que dará riqueza a todos los que aúllen por su larga vida. Que se alce un nuevo imperio. Ríos de plata correrán por las manos de todas las gentes por igual. La felicidad empaquetada en bolsas con lazos. Y todos los problemas de la humanidad acabarán por fin. Chupemos todos la sangre de la misma herida, pues el flujo no tendrá fin.

Y alzará el gentío a los nuevos dueños del mundo que sólo han buscado el bien de la humanidad.

Mierda. Basura. Nos engañan con caramelos como en cualquier campaña electoral. Dad la bienvenida a la nueva época dorada. Perdidos... Nos han vendido. Nos hemos vendido al mejor postor. Y nosotros desde abajo aplaudiendo con las orejas inflamos la grandiosidad de sus decisiones.

Auguro una ciudad muerta. Como otras tantas que se alzaron con la misma velocidad con la que cayeron. Troya. Petra. Roma. Babilonia... Mil ciudades se vanagloriaron de sus éxitos comerciales. Mil capitales del mundo terminaron siendo enormes cementerios.

Olvidados... Así terminaremos si olvidamos nuestra esencia. No nos vendamos. Sólo somos lo que queramos ser. Seamos listos. Seamos responsables. Que nuestra fuerza no se vuelva en nuestra contra.

Los buitres siempre buscan un cadáver jugoso para dejarlo en los huesos. No son bienvenidos. No queremos carroñeros. Queremos vivir. Queremos sentir el calor de las personas. Queremos seguir siendo quienes fuimos. Porque sólo así seremos.

Seamos ese pueblo que resistió miles de años. Que vio pasar cien imperios. Sigamos siendo nobles, humildes y honestos.

Cuidemos lo que tenemos. Cuidemos lo que apreciamos en nuestro corazón y nuestros recuerdos. No queremos falsas riquezas. Porque queremos seguir viviendo.

A las gentes de mi pueblo os suplico. Acordaos de lo que es vuestro.

Y a aquellos que osáis atrevéros... Preparaos para la guerra. No os daremos tregua.
Y a los que os habéis rendido a la vergüenza sólo os recuerdo:
Os ofrecieron la deshonra o la guerra, elegisteis deshonra y además tendréis la guerra.

Suenan... Suenan los tambores...

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