domingo, 5 de mayo de 2013

Un Mundo de Cristal

Botella de cristal. Alma dorada.
Tú y yo solos en la habitación. La oscuridad nos acoje, los haces de luz te hacen brillar.
Estrella en mi cielo, el mío, de nadie más. Imán para mis ojos, abrazas mi espalda y me juntas a ti.
Más y más me acerco en cuerpo y en alma. Te desnudo de un tirón.
Tu aroma asciende como el humo del incienso, rodeas mi cuello, susurros en la nuca.
Calientas mi erizada piel, me excita tu sigilo.
Me hago pequeño y me dirijo más y más hacia tus labios, sujetando tu cuello.
Me asomo al precipicio y veo tu enorme poder. Llenas mi alma y consuelas mi corazón.
Ardiente y fogosa lanzas tu amor por mi garganta. Mi lengua se paraliza de impresión. Los gemidos salen del estómago...
Y después, un instante después... El dolor.
Me insultas con tu silencio. ¿Acaso no te ha gustado? La vergüenza recorre mi cuerpo.
Ya no me pretendes. Sabes que soy tuyo. Te miro, te miro con los ojos hinchados.
Quiero sentirte de nuevo. Sé que ya no me miras, por eso me lanzo de nuevo a tus labios.
Busco en tu magia el olvido. Espero en tu compañía el fin de la eternidad. Pero no llega.
Te beso de nuevo, pero tú no lo haces igual. No siento tu calor.
Y lo intento otra vez sin encontrar lo que busco. Tu interior desaparece con mi espíritu.
Mi mente ya no escucha. Como una bestia del mito desgarro mi interior.
Y lo sé. Pero ya no me importa.
Ya sólo soy una roca de carne y hueso.
Ya no oigo a los pájaros.
 He olvidado las palabras.
Sólo soy astro que gira.
Ya no recuerdo.